martes, 31 de julio de 2007



Oliverio Girondo


Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1891 en Buenos Aires en el seno de una familia adinerada, lo que le permitió desde chico viajar a Europa, en donde estudió en París y en Inglaterra. Escribió y publicó desde muy joven. En 1926, en un almuerzo organizado en honor a Ricardo Güiraldes, conoció a Norah Lange, poeta con la cual se casó en 1943 y con quien emprendería innumerables viajes. Desde 1934 mantuvo una importante amistad con Pablo Neruda y Federico García Lorca, quienes por esa época se hallaban en Buenos Aires. A partir de 1950 comenzó también a pintar con una orientación surrealista, aunque nunca expuso sus cuadros. En 1961 sufrió un accidente muy grave que lo dejó imposibilitado físicamente. Murió el 24 de enero de 1967.
Al acercarnos hoy a la poesía de
Oliverio, se nos presenta indemne al paso de los años. Nada se ha perdido de la fresca vitalidad de su primer libro –Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, 1920/1922- ni de la trágica aventura existencial que testimonia el último –En la masmédula, 1953/1956-. De uno a otro extremo brilla la trayectoria de ese “rayo que no cesa”, la expresión de un espíritu en el que se nos imponen como rasgos capitales una apasionada avidez de la vida y una ardiente sinceridad.

OLIVERIO GIRONDO

Gratitud
Gracias aroma azul,fogata en celo.
Gracias pelo cabello mandarino.
Gracias pudor turquesa embrujo vela,llamarada quietud azar delirio.
Gracias a los racimos a la tarde,a la sed al fervor a las arrugas,al silencio a los senos a la noche,a la danza a la lumbre a la espesura.
Muchas gracias al humo a los microbios,al despertar al cuerno a la belleza,a la esponja a la duda a la semilla,a la sangre a los toros a la siesta.
Gracias por la ebriedad,por la vagancia,por el aire la piel las alamedas,por el absurdo de hoy y de mañana,desazón avidez calma alegría,nostalgia desamor ceniza llanto.
Gracias a lo que nace,a lo que muere,a las uñas las alas las hormigas,los reflejos el viento la rompiente,el olvido los granos la locura.
Muchas gracias gusano.Gracias huevo.Gracias fango,sonido.
Gracias piedra.Muchas gracias por todo.Muchas gracias.
Oliverio Girondo,agradecido.


12
Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan, se codician, se palpan, se fascinan, se mastican, se gustan, se babean, se confunden, se acoplan, se disgregan, se aletargan, fallecen, se reintegran, se distienden, se enarcan, se menean, se retuercen, se estiran, se caldean, se estrangulan, se aprietan se estremecen, se tantean, se juntan, desfallecen, se repelen, se enervan, se apetecen, se acometen, se enlazan, se entrechocan, se agazapan, se apresan, se dislocan, se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehuyen, se evaden, y se entregan.



No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! - y en esto soy irreductible - no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme! Esta fue - y no otra - la razón de que me enamorase tan locamente, de María Luisa. ¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con que impaciencia yo esperaba que volviese, volando de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Que delicia la de tener una mujer tan ligera... aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en conseguirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.