martes, 7 de agosto de 2007

de la revista SESAM - Sade- San Martín


DUDAS Y ERRORES GRAMATICALES Y ORTOGRÁFICOS

Algunos de estos errores no se entienden como tales para los casos de personajes de ficción cuando la idea de quien narra es hacerle “hablar” al personaje como lo haría alguien de un medio social de escasa cultura o entre gente que utiliza jergas. Es decir, los humildes consejos de esta sección pueden tener una doble finalidad: 1) que el autor se exprese bien como narrador; 2) que, a propósito, lo haga expresar mal a un determinado personaje a fin de hacerlo más creíble.

26) “El mismo arma fue utilizado por el asesino para cometer ambos crímenes”. Así, sin solicitar para sí un pedido previo de habeas corpus, lo escuchamos de un abogado por TV (8/4/07). El problema lingüístico es simple, pero hay que fundamentarlo (cosa muy recomendable cuando se trata de abogados).
En el Diccionario de la Real Academia Española, se lee:
“arma 1.f. Instrumento, medio o máquina destinados a atacar o a defenderse.”
Aquí el número 1 significa primera acepción y la letra f, femenino. Cuando un sustantivo es de género femenino, la regla general indica que corresponde anteponerle los artículos la y una en los casos del singular, o bien las y unas en los del plural.
Por excepción, cuando el sustantivo empieza en “a” acentuada (no importa si el acento es prosódico u ortográfico) se sustituye por los artículos el y un, para evitar cacofonías: aquí debe decirse el arma y un arma. La excepción sigue en pie aunque se interponga la letra muda (vgr. el hacha, el hada).
Pero esta excepción no se extiende al caso de intermediar otra palabra entre el artículo y el sustantivo. Por lo tanto, el abogado debió decir: “La misma arma fue utilizada por el asesino para cometer ambos crímenes”, aunque a decir verdad –si contamos el del abogado de marras– los crímenes serían tres.

27) Y ahora, una “perlita” académica. En http://www.rae.es, página oficial de la Real Academia Española, leemos para la 22ª edición de su diccionario:
“adecuar (Del lat. adaequāre). 1. tr. Proporcionar, acomodar, apropiar algo a otra cosa. U. t. c. prnl. MORF. conjug. c. actuar y c. averiguar.”
Aquí, “conjug. c.” significa “se conjuga como”. Pero esto no es del todo correcto. El verbo adecuar conjuga como averiguar, pero NO CONJUGA exactamente como el verbo actuar.
Por ejemplo, los presentes del indicativo para la primera persona del singular son [yo] adecuo y [yo] actúo, respectivamente. Los presentes del subjuntivo para dicha persona son, a su vez, [yo] adecue y [yo] actúe. Si bien por casualidad estas palabras son graves o llanas, en realidad acentúan de manera distinta, como cualquiera puede ver. En efecto, además de que en un caso el acento es prosódico (sin tilde) y en otro ortográfico (con tilde) por razones al margen, en estas conjugaciones del verbo adecuar la acentuación ocurre en la raíz ,en tanto que en el verbo actuar se da en la desinencia y esto sí es importante desde un punto de vista morfológico.
Esta diferencia morfológica se extiende además a todas las otras personas del presente del indicativo y del subjuntivo, con excepción de las conjugaciones que corresponden a nosotros y vosotros.
Sería conveniente entonces, para no confundir al público, que la última frase de la definición de adecuar, en tan prestigiosa página web, dijese simplemente: MORF. conjug. c. averiguar (en criollo: se conjuga como averiguar). No queremos que la gente (en lugar de los correctos yo adecuo, tú adecuas, él adecua, ellos adecuan, yo adecue, tú adecues, él adecue y ellos adecuen) empiece a decir (y a escribir) erróneamente: yo adecúo, tú adecúas, él adecúa, ellos adecúan, yo adecúe, tú adecúes, él adecúe y ellos adecúen, y encima “avalados” por la R.A.E., cuando ya bastante nos soportan a nosotros, los argentinos, el bendito y querido voseo (vos adecuás, vos actuás, vos averiguás) casi todo el mundo hispano.
Y ya que tocamos este punto, conviene para mayor claridad enunciar la regla: Los verbos cuyos infinitivos terminar en –cuar y –guar al conjugarse conservan el diptongo (vgr. licuo, evacua, averiguo, amortigua). A diferencia de otros, como actuar, evaluar, atenuar, consensuar, que no los mantienen (actúo, evalúa, atenúo, consensúa).

28) No diga que esperó a su novia hasta las diez horas. Diga mejor que la esperó hasta las diez. O bien espérela hasta las once, si desea malcriarla un poquito porque es linda o está muy enamorado, o sólo hágalo hasta las nueve y cinco, si quiere darle una lección de puntualidad (o si ya se casaron), pero por favor quítele siempre la redundante palabra horas.

29) Alguien nos señaló que en muchos libros especializados se acostumbra a escribir kabalá en lugar de cábala, sugiriendo que quizá fuera la forma etimológicamente más correcta.
El Diccionario de la Real Academia Española (R.A.E.) asegura que la palabra es de origen hebreo, qabbālāh, que significa escrituras posteriores a las mosaicas 1. En el castellano es escrita con “c” desde muy antiguo. Al parecer, NUNCA fue escrita con “k”.
En la primera versión de 1729 (la R.A.E. editó en 1726 sólo hasta la letra B), se lee:
“CABALA. s.f. Tradición, o doctrina recibida por tradición, cuya raíz es, o se toma del verbo Kibbel, escrito por Copb, y no por Capb, el cual en la conjugación Pitl vale lo mismo que recibió o percibió enseñado de otro...”
Un poco más adelante, el mismo diccionario cita un texto antiguo en el que transcribe cabála.
En 1780 se modificó un poco la definición, pero la “c” permaneció inalterable. Hay que esperar hasta la versión de 1822 para leer cábala (con tilde) tal como se escribe actualmente, detalle que se repite en 1832. En las versiones de 1837 y 1843 parece que hubo “una recaída en el pecado” y los académicos (¡vaya uno a saber por qué!) la vuelven a presentar sin tilde, pero a partir de 1852 el Diccionario de la R.A.E. es inflexible y coherente: debe escribirse cábala.

30) Seamos justos: también una “perla” en REVISTA SESAM. En el número anterior, al mencionar las actividades desempeñadas por la SESAM, se nos deslizó un error gramatical, que en algunas tandas llegamos a corregir.
Analizaremos la construcción para que no haya dudas.
Estas dos oraciones en voz activa, con el verbo en plural, sujeto indeterminado y objeto directo (objeto directo en bastardilla) en singular o plural:
Visitaron una biblioteca. / Visitaron cuatro bibliotecas.
se pueden pasar a voz pasiva (forma en la que el sujeto no es el que realiza la acción del verbo).
En castellano, hay dos construcciones posibles:
a) La pasiva con frase verbal:
Fue visitada una biblioteca. / Fueron visitadas cuatro bibliotecas.
que lleva verbo pasivo y sujeto pasivo (sujeto en bastardilla), este último puede ir adelante o después del verbo.
b) La pasiva con “se” (o construcción cuasi-refleja):
Se visitó una biblioteca. / Se visitaron cuatro bibliotecas.
que lleva el pronombre “se” invariable (cuya función es ser signo de pasiva), verbo activo y sujeto pasivo (coincide con el sujeto de la frase verbal pasiva, en bastardilla).
En conclusión, el verbo puede estar en singular o plural pero tiene que concordar con la construcción sustantiva, que es el sujeto de la oración (en los ejemplos, una biblioteca / cuatro bibliotecas).

1 Mosaica: de Moisés, patriarca hebreo que los liberó de Egipto en el segundo milenio antes de Cristo.
H.Z. / I.Ll. (HECTOR ZABALA E ISABEL LLORCA)

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